Diario de un Misionero

Al fin llego el gran día, ese sábado 9 de Diciembre era el día en el que por fin, después de una larga espera, viajaba a dos comunidades llamadas Caballada y Milpillas para ser misionero. El frío en Monterrey estaba mortal, hacia poco menos de 4ºC y estaba lloviendo, así que el frío era mas intenso. La verdad, tenía miedo porque me habían dicho que la temperatura en esos ejidos descendía a menos de 0ºC. En fin, salimos de Monterrey y al llegar a Saltillo, el cielo estaba completamente despejado y con una temperatura de 20ºC. Me dio mucho coraje porque yo venia preparado para el frió, la maleta venia llena de chaquetas, sudaderas, térmicos, etc. El problema es que no llevaba una sola camiseta y me di cuenta que llegando a esos ejidos la temperatura era de poco mas de 30ºC.
Llegamos a casa de doña Cuca y don Martín, la familia que nos adopto a los 6 misioneros como sus propios hijos. Me impresiono tal acto, porque todas las familias en esos ejidos muy apenas tienen para comer; con todo respeto, pero su casa es del tamaño de la sala-comedor de mi casa. Nos daban de desayunar y de cenar todos los días (desde sábado en la noche hasta miércoles en la mañana) a todos nosotros, cosa que en verdad les costaba, porque pues estaban acostumbrados a preparar para dos personas, no para 6. Pero como señal de agradecimiento les regalamos un cartón de huevos, una lata de café y un kilo de harina...

Continuara...